Las ciudades, todas las ciudades, tienen otra cara. Despierta una mañana en la Plaza de la Ópera de Madrid. Con sus habitantes nocturnos. Quizás los únicos que infunden cierto calor a las fachadas del edificio abandonado. Antiguo cine que no hace mucho estaba lleno de historias, de vida. No puedo dejar de imaginarlo como una cueva de sueño que el tiempo ha habitado. Si observamos el cristal de las vacías marquesinas donde antes se anunciaban las películas, ahora se refleja la fachada algo soberbia de la trasera del Teatro Real. No sé lo que está prohibido. ¿ Sufrir?. También esto es la ciudad.
VEO Los ojos, el tiempo y el corazón pueden conformar la forma perfecta de mirar. Aire que entra por los ojos.