La ciudad sigue vacía. Su sonido es sobre todo el silencio. Le falta la serenidad y la entidad de la paz, teniendo la inquietud del abandono. Sin embargo, hay otros que la cuidan, que le recuerdan y nos recuerdan que esta viva, que sólo es tiempo, que pronto pisaremos sus calles nuevamente, como dijo un poeta. Este verde, este árbol que arremete contra la quietud regalando un verde vital, fresco, real. Y al verlo, sabemos que volveremos, claro que volveremos.
VEO Los ojos, el tiempo y el corazón pueden conformar la forma perfecta de mirar. Aire que entra por los ojos.