VEO

  Las fachadas, la piel de los edificios, son la cara visible de las vidas que transcurren en su interior. Y mientras estas van con el tiempo, estas paredes permanecen guardando la esencia de la época en la que nacieron. Lo mutable es la vida, que se mueve entre vestigios permanentes de la civilización.

Es una estampa que nos encontramos de repente mientras contemplábamos el mar esperando la puesta de sol. La belleza de estos animales, su serenidad, se integran a la perfección en la belleza del fondo aunque no le pertenezcan.  La estampa es un cuadro que transmite la sabiduría de un tiempo sereno en el que contemplar es una decisión vital, una forma de vivir humilde, agradecida a la generosidad de la naturaleza.  

Me encantan esos momentos en los que la luz rebota en las fachadas dejando espacios de sombra que nos hablan de contraste.  Es como un grito, un reconocimiento de la vida, una inspiración que nos deja los pulmones llenos.