No sé la razón.
Está cubierta, sólo ella, rodeada de sus compañeras.
Pero su forma se transmite a través de la tela.
Y no sólo como una figura sino con la contundencia de la piedra, la fuerza de las estatuas.
Ante lo escondido, lo obvio deja de serlo. El misterio nace. Incluso el miedo a lo desconocido.
Está cubierta, sólo ella, rodeada de sus compañeras.
Pero su forma se transmite a través de la tela.
Y no sólo como una figura sino con la contundencia de la piedra, la fuerza de las estatuas.
Ante lo escondido, lo obvio deja de serlo. El misterio nace. Incluso el miedo a lo desconocido.
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