La Navidad es sin duda una época especial. Independientemente del fondo religioso, de que se viva con fe o no, es sin duda un momento donde las celebraciones tienen matices de ternura, de camaradería, de emoción. Donde nuestro lado más humano, quizás por la vinculación familiar de estas fiestas, aparece sin complejos.
Me gusta que la ciudad se vista de luces, retome iconos y nos invite a todos a, durante unas semanas, ver las cosas de otra manera.
Tenemos derecho a no ser trascendentes, a no exigirnos un porqué, a ser felices con ingenuidad, a no buscar las razones para que la vida nos parezca un lugar brillante donde estar.
Feliz Navidad. Ahora más que nunca
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