Pensemos en un mar, de noche, donde navegamos en la oscuridad. Y pensemos en esas luces del puerto que, de repente, hacen que el horizonte pierda su cara amenazante, la nada, para convertirse en un lugar al que llegar.
Arribar a puerto, conocer otro lugar, descubrir otra vida, o quizás simplemente volver a casa.
Cuantas veces la luz es metáfora de nuestra vida.
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