Cuando la luna permanece en la frontera cuando la noche se transforma en amanecer, con las farolas aun encendidas y el azul del cielo mutando a claridad, es un elemento más en esa ciudad que despierta, integrándose con humildad a pesar de su belleza.
Quizás la verdadera belleza sea humilde en su esencia, nunca agresiva ni dolorosa o soberbia.
Quizás....
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