Lo que más me gusta de esta fotografía es lo material que se vuelve la luz. No sólo ilumina objetos y los hace visibles, si no que ella misma es una presencia, una entidad.
Las farolas por supuesto, los escaparates, pero sobre todo, ese color naranja que cubre el pavimento y que no es más que el reflejo de las bombillas, captado por la cámara.
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