VEO

  La noche en la ciudad, sea cual sea, es como un lugar común, un paisaje, un planeta. Con sus elementos comunes: las luces, los solitarios, el brillo… Y también sus sentimientos comunes: la efervescencia, la tristeza, la alegría, la pérdida…. Noche en la ciudad, un lugar q puede estar en todos los lugares donde haya un ser humano con ganas de vivir 

  En ocasiones la luz ciega más q la oscuridad y también convierte  las figuras en simplemente sombras. Los extremos.

  Fotografías que son como postales, aquellas que comprábamos porque estaban muy por encima de lo que nosotros podríamos conseguir. Ahora, sin embargo, tenemos las posibilidades, y la inmediatez para captar el momento. Y cada uno de nosotros somos un fotógrafo capaz de captar la belleza. ¿Que las hace diferentes entonces? la singularidad de cada una, que es nuestra y por eso refleja un instante de nuestra vida, de nuestra mirada y nuestra sensibilidad. Es como ir dejando señas que vayan reteniendo trocitos de tiempo mientras que este sigue su transcurrir continuo, siempre en movimiento.

  Diosa, enemiga, madre, durante siglos la luna ha sido para la humanidad un personaje, mucho más que un planeta.  La grandeza de la belleza, la virtud menos democrática que existe.

  Hoy día es fácil captar una imagen así y convertirla en fotografía, como si la estuviésemos atrapando. Y siento repentinamente como si estuviésemos profanando algo, al pensar que un instante irrepetible, totalmente mágico y donde la luz se convierte en algo corpóreo, lo convertimos en algo estático, haciéndole perder la magia que le otorgan el tiempo y su fugacidad. Pero no puedo resistir la tentación de intentar quedarme con la belleza.

  Cada uno tiene sus propias referencias en su entorno cercano, aquellas que todos los días ve pero sólo en ocasiones contempla. Uno de los míos es esa hilera de luz que enmarca la calle de San Quintín, ahora peatonal, y desde la que la noche parece acercarse desde el horizonte por el que se fuga el día. Y los días que en lugar de ver contemplo, su serenidad me infunde una inmensa calma.